Battlestations: Pacific
Proyectiles y ráfagas de acción sobrevuelan el gigantesco océano de la II Guerra Mundial.
Segunda Guerra Mundial en estado puro. Eso es Battlestations Pacific, un acercamiento atípico y fascinante a algunas de las más emblemáticas batallas entre norteamericanos y japoneses que vivió el gigantesco océano.¿Cómo revolucionar el género de los videojuegos en la Segunda Guerra Mundial? Eso parecían preguntarse los chicos de Eidos cuando desarrollaron en el 2007 Battlestations Midway, una curiosa reformulación del estilo bélico que abrazaba al mismo tiempo simulación, acción y estrategia.
La primera parte resultó francamente interesante. La secuela, al igual que el original, es más atractiva sobre el papel de lo que acaba resultando en su acabado final, sin embargo no deja de ser una agradable novedad en la saturadísima ambientación de la Segunda Guerra Mundial, y una opción muy a tener en cuenta por los aficionados bélicos.
Los Años de PlomoBattlestations Pacific nos traslada a la comandancia de las tropas norteamericanas y japonesas en los conflictos que durante la Segunda Guerra Mundial tiñeron de sangre el gigantesco Océano Pacífico. Viviremos batallas tan emblemáticas como las de Iwo Jima, Pearl Harbour, Okinawa o Guadalcanal, ampliando el espectro del original que cubría únicamente el conflicto de Midway.
¿Pasar de pilotar una aeronave japonesa a dirigir un cañón antiaéreo desde la cubierta de un barco nipón con sólo pulsar un botón? De eso va Battlestations: Pacific. El videojuego de Eidos propone en esta ocasión una doble campaña individual para un total de 28 misiones que nos pondrá en el pellejo de estadounidenses y nipones durante el conflicto, permitiéndonos dirigir una armada occidental o bien tomar el control de la Flota Imperial del país del Sol Naciente.
La narrativa no tiene demasiada importancia en el nuevo Battlestations, y es que lejos de tratar de enmarcar una historia o un argumento dentro de este conglomerado de misiones, el videojuego pasa esta faceta por alto tratando de ir directamente al grano. Cada campaña se introduce con bellas cinemáticas que sin aportar apenas información nos proporcionan unas hermosas instantáneas de la guerra, tratando de buscar siempre el lado más humano. La factura de estas CGIs es extraordinaria, y si bien en cuanto saltemos al campo de batalla nos olvidaremos de ellas, lo cierto es que hacen un trabajo muy digno a la hora de contextualizar el conflicto por uno u otro bando.
¿Qué habría pasado si los japoneses hubieran dado la vuelta a la situación? Esta hipotética premisa es la que nos propone la campaña individual del bando nipón. Por otra parte una de las mayores virtudes de Pacific a la hora de presentar la campaña individual es la estupenda gradación de la dificultad que presenta. El videojuego va presentándonos poco a poco los diferentes vehículos de combate con los que contaremos, y pese a que en líneas generales el manejo es ciertamente arcade, lo cierto es que esta cuidada curva de aprendizaje facilita el que el usuario no se abrume con tal cantidad de máquinas de guerra. Así pues en las primeras misiones quizá sólo manejemos a una sola unidad, pero conforme vayamos avanzando el espectro irá aumentando más y más, hasta que en las últimas tendremos un número muy respetable a nuestras órdenes.
Por lo demás el funcionamiento jugable es claramente deudor del de la primera parte, con lo cual dirigiremos los destinos de un gran número de vehículos de combate –aviones, barcos, sumergibles, etcétera-; dando instrucciones generales y manejando en primera persona unas y otras unidades saltando entre ellas con sólo accionar un botón.
La ausencia de un tutorial y lo vasto de los terrenos provocará que habitualmente nos sintamos algo perdidos. Este es uno de los mayores problemas del videojuego. Pájaros de MetalNovedades. Battlestations: Midway era un videojuego más que notable, que tenía entre sus principales defectos algunos fallos conceptuales que echaban por tierra buena parte de la experiencia de juego y de la brillante propuesta de base. La segunda parte toma nota de estos defectos, y propone atractivas mejoras que vamos a describir a continuación.
En primer lugar los checkpoints brillaban por su ausencia en su predecesor, añadido totalmente necesario en esta secuela. Las misiones del título pueden alargarse durante minutajes verdaderamente dilatados, de modo que esta incorporación es imprescindible, aunque hay que dejar claro que éstos se alternan quizá con excesiva separación entre ellos y que al reiniciar la misión desaparecen.
La IA también era más que razonablemente buena en la primera parte, aunque en la segunda ha dado algunos pasos adelante. La necesidad de una inteligencia artificial competente es fundamental en un juego de este corte, y no únicamente en el rival, que debe presentar el reto adecuado, sino también en lo que se refiere a nuestros aliados que deben cumplir las órdenes con presteza y efectividad. Si bien es cierto que siempre es más preciso que seamos nosotros quienes, por ejemplo, disparemos al enemigo, también hay que reconocerle a Battlestations Pacific que las ametralladoras de “la máquina” tienen también un respetable grado de exactitud.
El multijugador también ha dado algunos pasos hacia delante, y ofrece un entretenimiento divertido y apasionante para 8 jugadores con el que ampliar la ya de por sí larga vida útil del título. El juego cuenta con modalidades competitivas y cooperativas, y todas ellas pueden disputarse también como escaramuzas individuales para hacernos con el aspecto y posibilidades de los escenarios.
Contrariamente a lo habitual, las aeronaves se manejan como si de un shooter se tratara. En consola, por ejemplo, el stick izquierdo queda para la velocidad y el giro de timón de cola, y el derecho para todos los movimientos del avión. Hay cinco modalidades –escolta, asedio, competitiva, duelo y Captura de Isla-, las cuatro primeras ahondan en las clásicas premisas multijugador que tanto rédito han dado en otros juegos como las de puntos de control, proteger al V.I.P., etcétera; pero es la última de ellas la que más llama la atención.
En Captura de Isla nos enfrentaremos al resto de usuarios por los controles de los lugares clave de las islas que nos proporcionarán determinadas ventajas de tipo estratégico con las que seguir combatiendo, como nuevos refuerzos, la ampliación del mapa táctico, etcétera. Las partidas en esta modalidad acaban resultando formidables medidas de fuerza en los puntos calientes de cada escenario, y los incentivos de obtenerlos para acabar logrando la victoria son suficiente acicate para seguir combatiendo.
Con el mapa táctico descubriremos las complejas redes de objetivos principales y secundarios que generalmente se esconden tras cada misión de Battlestations: Pacific. Pacific AssaultBattlestations: Pacific demuestra una importante mejoría con respecto al primer videojuego de la saga, y es que los dos años de desarrollo transcurridos no han pasado en balde.
El modelado de los diferentes barcos y aeronaves, por ejemplo, no ha experimentado grandes cambios aparte de un lógico aumento en la tasa poligonal y el acabado de las texturas, pero donde sí brilla esta faceta es en la nueva gestión de los daños. Los fuselajes de los aeroplanos reflejan ahora mucho mejor los impactos del fuego antiaéreo, y el tratamiento de su transformación en bolas de humo y fuego al caer abatidos en picado es verdaderamente sorprendente.
El agua, principal protagonista del videojuego con permiso de los vehículos, es otro de los grandes beneficiados del tiempo transcurrido, y su movimiento, acabado y efectos resultan mucho más realistas y veraces. En la misma línea se pueden encuadrar los resultados que ofrece la iluminación, especialmente en momentos concretos como atardeceres con los clásicos rayos de sol anaranjados.
La perspectiva desde el interior de la cabina es un buen intento en términos de inmersión y ambientación, sin embargo se echa en falta un mayor trabajo en los paneles de mandos. La programación no se libra, sin embargo, de algunas deficiencias técnicas de cierto empaque. La sincronía vertical brilla por su ausencia, produciendo algunos efectos muy desagradables al mover la cámara bruscamente. Por otra parte el antialiasing tampoco parece demasiado bien aplicado, con algunos dientes de sierra muy severos. La tasa de imágenes por segundo, por el contrario, es adecuada y estable.
En la faceta sonora destacar que el videojuego llega doblado a nuestro idioma con un nivel aceptable. La banda sonora, por su parte, cuenta con las necesarias dosis épicas y solemnes, y los efectos de audio con la espectacularidad que se le supone a un videojuego de estas características.